Contegral es protagonista de primer orden para la seguridad alimentaria de Colombia

El conglomerado quiere ser actor clave en esta política del gobierno garantizando la compra de maíz y soya a los agricultores, y de paso la ingesta adecuada de proteínas en la población.

La empresa Contegral, dedicada a la elaboración de alimento concentrado para animales, hace parte del Grupo empresarial BIOS, conglomerado líder del sector agroindustrial en Colombia, y que opera de manera directa o indirecta con compañías del segmento como Finca, Operadora Avícola, PIC, Avícola Triple A, Servicios Grupo BIOS, Agropecuaria Aliar y Grankarga.

Así, la organización está presente en el mercado nacional entregando a sus clientes mensualmente cerca de 150.000 toneladas de alimento balanceado, también 10.000 toneladas de carne de pollo y 50 millones de huevos.

Pero quiere ir más allá en su propósito, y al sintonizarse con la política de seguridad alimentaria que adelanta el Gobierno, el coglomerado es protagonista dentro de un grupo de actores privados (gremios, agricultores, proveedores de insumos y maquinaria, productores de amento balanceado, productores pecuarios, sector financiero, academia y gobierno), quienes han venido promoviéndola siembra de maíz y soya bajo el esquema de compra de contratos.

“Se le asegura a los agricultores (pequeños y medianos) la adquisición de las cosechas, con distintas modalidades acordadas entre el productor y el comprador, sumado a un conjunto de acciones para tratar de entender las barreras a superar y las necesidades para generar el desarrollo del campo de forma productiva”, señaló Santiago Piedrahíta, presidente del Grupo Bios.


El líder empresarial agregó que el país cuenta con un potencial en más de 18 millones de hectáreas para los cultivos de soya y maíz, pero la meta es lograr cuatro millones de hectáreas productivas, lo que permitirá el remplazo competitivo de las importaciones y de paso que Colombia se convierta en exportador de granos a futuro. “A cifras de hoy, 1,2 millones de hectáreas lograrían sustituir las importaciones”, recalcó Piedrahíta.

Para el Grupo Bios, el proyecto es una gran oportunidad para Colombia, ya que no solo ayuda a disminuir el riesgo de seguridad alimentaria por la dependencia de gramos importados, sino que adicionalmente, en la media que se haga de forma competitiva, hará más accedible las proteinas a todos los colombianos.

Santiago Piedrahíta, presidente Grupo Bios

La cadena de proteína, bajo el contexto “de la granja a la mesa”, está compuesta por varios eslabones productivos, que tienen como base la ciencia y tecnología en la producción de semillas, para dar inicio en el cultivo de granos (maíz, soya, sorgo, entre otros), materia prima base de la producción de los alimentos balanceados necesarios en la actividad pecuaria para la producción de proteína animal, que después de ser procesada es convertida en alimento de calidad que llega a manos del consumidor.

El desarrollo de la cadena de proteína tiene una huella importante dentro de la economía colombiana participando con más del 35% del total de la población ocupada en actividades agropecuarias y manufactureras, lo que equivale a más de 1,8 millones de empleos.
La industria de Alimentos Balaceados, en el año 2021, realizó un importante aporte a la seguridad alimentaria colombiana con la producción de más de 9,6 millones de toneladas de alimento balanceado, necesarias para la producción de 926.000 toneladas de carne de res, 491.000 toneladas de carne de cerdo, 1,7 millones de toneladas de carne de pollo, 1,02 millones de toneladas de huevos y 7.800 millones de litros de leche.

Colombia tiene la oportunidad de desarrollar de forma competitiva la oferta de granos necesaria para acompañar el crecimiento de su sector pecuario, y garantizar seguridad alimentaria, en un contexto global de mayor demanda y menor disponibilidad de nuevas fronteras agrícolas.
Desde 2020, un grupo de actores privados motivados por la Seguridad Alimentaria del país, hemos venido trabajando en entender cómo hacer posible logar la sustitución competitiva de importaciones, y en sumar a los actores de la cadena a promover la siembra de maíz y soya bajo el esquema de agricultura por contrato para asegurar a los agricultores la compra de la cosecha, bajo distintas modalidades acordadas entre productor y comprador, sumado a acciones para entender las barreras a superar y generar el desarrollo del campo de forma productiva. 

Hacerlo de forma competitiva, buscando que el costo de la producción local de granos sea igual o más económica que la oferta internacional puesta en Colombia, debe ser un objetivo país.